Número 1 de la Revista Zona Tórrida en 1971 |
Estimados Amigos
Hoy inauguramos el blog de la revista Zona Tórrida con este ensayo de Pedro Téllez Pacheco dedicado a la evolución de esta revista a lo largo de sus cuarenta años de azarosa existencia.
El motivo principal para la creación de este blog es la de dar a conocer esta, ya emblemática, publicación de la Universidad de Carabobo y darle la oportunidad a los nuevos lectores de conocer textos que de otra forma les serían prácticamente inaccesibles.
Esperamos que este sitio sea de su agrado y desde este mismo momento esperamos sus comentarios.
ZONA TÓRRIDA: 40 AÑOS DE TRANSDISCIPLINA
Pedro Téllez
En 1971 se crean en la Universidad de Carabobo dos revistas que marcaran historia: La revista Poesía y la revista Zona Tórrida, con unos meses de diferencia, comparten en sus inicios la mayoría de sus colaboradores, la primera como su nombre lo indica se ocupará fundamentalmente del hecho poético; en Zona Tórrida, si bien se publican cuentos y poemas, la columna vertebral la constituye el ensayo literario. De esta revista, de los colaboradores a lo largo de sus etapas, del género ensayístico y sus posibilidades, nos ocuparemos en el presente homenaje. El primer jefe de redacción de Zona Tórrida fue Teófilo Tortolero, Gabriel De Santis era el director de Cultura y Tortolero el jefe del departamento de literatura, antes llamado Publicaciones (José Luis Bonnemaison acaba de ser electo rector, le antecedió Humberto Giugni); el comité de redacción de Zona Tórrida lo integraban: José Solanes, Daniel Labarca, Eugenio Montejo, Juan Antonio Aldazoro y Alejandro Oliveros. Abre el número el discurso de Solanes en algún encuentro de psiquiatras, y que en la revista titula: La Alienación y los Alienados. Se empieza con ironía: "Si este congreso se hubiera celebrado unas décadas atrás, quizás se le hubiera bautizado Congreso de Alienistas. No es imposible ahora que alguien piense que le convendría mejor el de Congreso de Alienados". Pasa el sabio catalán revista a las teorías sobre la alienación, desde el marxismo hasta la fenomenología. Le sigue una patobiografia de Oscar Wilde por parte de Alfredo Celis Blaubach. Raúl Gustavo Aguirre publica su ars: Biografía de una experiencia poética, le siguen tres poemas de Ramos Sucre y las versiones francesas de Senelier: El Mandarín, Las Suplicantes y La vida del Maldito. Poemas de García Morales y de dos belgas: Hennart y Goffm, cuentos de Esdras Parra y de Dámaso Ogáz. Ensayo critico de Cullere sobre Reynaldo Arenas, y cierran el numero reseñas de Baica Dávalos: Sitwell, Mallarme, Víctor Valera Mora {Amanecí de Bala), Joyce, Espriu. Se intercambia la revista con Creación y Critica, peruana, la colombiana Eco, la española Ínsula, y Poesía de Venezuela. Edita la mejor imprenta del país para el momento: Editorial Arte de Caracas. Las ilustraciones son de Guevara Moreno y Jaimes Sánchez.
En nuestro inconstante mundo editorial, tan importante como el primer número es el segundo, nuestra Universidad posee una buena hemeroteca de estos hijos únicos, solo la siguiente entrega estabiliza el proyecto: una línea entre dos puntos. El dos de Zona Tórrida es un volumen doble (2-3) y múltiple: La angustia y el olvido del ser: Guillent Pérez; Humanismo, estructuralismo y marxismo: Núñez Tenorio; Desarrollo: Motivación central de la educación: Reyes Baena; Nerval visto por Albert Beguin: Montejo; Aurelia en la obra de Nerval: Beguin; El disonante cuarteto de Durrell: Fraiberg; Rilke poeta de la angustia: Téllez Carrasco; El afiche de la exposición Kienholtz: Castellaro; Ficción de lo nuevo: Efraín Hurtado; El humanismo adleriano: Tortolero; Siete poemas: Silva Estrada; Pleno Verano: Palomares; Al conde de Lautreamont: Edgar Bayley, y La evidencia triunfa. La decisión de Guillermo Tell: Baica Dávalos; Mano de mono: Ben Ami Fihman; Un domingo en la tarde: Orlando Araujo. Schiller: Búsqueda de la armonía: Pedro Duno; Coloquio en Sicilia: Victoria Duno. Zona Tórrida desde sus inicios da cobijo a distintos géneros: ficción y no ficción: ensayo, poesía y critica sobre poesía, filosofía, inter y multidisciplinas, médicos que escriben sobre poetas universales como si fueran sus pacientes (Celis-Wilde, Téllez Carrasco-Rilke) transdisciplina, pero trans no como un más allá de las disciplinas, sino como el atravesar de éstas, y valiéndose del ensayo, que atraviesa el objeto de su reflexión. Son 40 años de transdisciplina: poetas ensayistas (Oliveros, Montejo, Ludovico) narradores ensayistas (José Napoleón Oropeza, Laura Antillano, Jesús Puerta), médicos que son filósofos e historiadores (Molina Duarte, Mérida, Rojas Malpica), fenomenólogos, existencialistas, marxismo critico, estructuralismo, psicoanálisis, entre jungianos y lacanianos, por citar algunos afluentes, ciertos colaboradores.
El estilo transdisciplinar de esta revista literaria (que nunca será una revista arbitrada) se mantiene con sus matices a lo largo de sus etapas y redactores: los primeros cinco números de Tortolero y otros (1971 a 1974), del seis al nueve al cuidado del triunvirato de Oliveros, Montejo y Pérez Só (1975 al 76), del 10 al 17 por Pérez Só (1977 a 1989), del 18 al 41 Oliveros (1989 al 2008). Y la quinta etapa (42) que se inicia a cargo de Luis Alberto Angulo.
Los 40 años de una persona para los griegos eran el akme, la edad de mayor florecimiento dentro de esta tradición de sus primeros redactores Tortolero, Montejo, Pérez Só, Oliveros, y sus colaboradores transdisciplinarios, que han puesto a dialogar a los escritores de la Universidad de Carabobo con las mentes más sensibles del país, consigo mismos, con nosotros y con hipotéticos futuros lectores, a través de un dialogo que no cesa.
Texto tomado de la Revista Zona Tórrida. Número 43. Páginas 139-140
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